martes, 2 de julio de 2013

Para que formamos?

La pedagogia para las empresas sinónimo de educación por competencias

El artículo de Olmedo Beluche nos hace recuerdo que la pedagogia del oprimido continúa en vigencia en las prácticas educativas.
Primero, porque habla a partir de “la pedagogía para las empresas” parafraseando y tomando como artículo base el artículo de Juan Planells “Educando para el fracaso”. Segundo, resalta que la “educación por competencias” es una cuestión empresarial.
Ambas terminologías: “la pedagogía para las empresas” y “educación por competencias” tienen la misma equivalencia. De aquí surge las preguntas de ¿para quién educamos?, ¿para qué educamos?
Según Beluche que retoma a Planells “la empresa privada lo que pide a la escuela es que le entregue personal dócil y maleable, capaz de afrontar situaciones críticas sin rebelarse”, si este empleado no colma las expectativas laborales, el empleador, simple y llanamente lo despide.
Por eso Juan Planells dice “La escuela parece no haber entendido ese mensaje y sigue apostando a evaluar seriamente solo las competencias cognitivas, asignando calificaciones y otorgando créditos y honores a los que mejor puntaje obtienen en una larga serie de asignaturas… La calificación de las actitudes o valores no aparece en las páginas amarillas de la escuela…”. Es decir, que al empresario no le interesa saber que su empleado tenga varios, profundos y amplios conocimientos. Lo que le importa es que tenga valores y actitudes de trabajo en grupo con dominio de conocimientos específicos.
Veamos a continuación los postulados de la educación por competencias o empresariales, que es muy probable que les haga recuerdo a las dimensiones que postula el nuevo diseño curricular del SER.
a). Saber ser (actitudes); b). Saber hacer (no tanto como técnica, sino también actitudinal, trabajar en equipo, etc.); c). Saber comunicar (relación con los demás); d). Saber-saber (aquí tampoco interesa el conocimiento técnico o especialista, sino la actitud para la autoformación permanente). Esos cuatro postulados son divididos en tres niveles al momento del diseño del currículo, ya sea por materias o para toda una carrera o nivel educativo (Programas Analíticos por Competencias): a). Competencias básicas (énfasis en las comunicativas); b). Competencias genéricas (con énfasis en los valores y actitudes); c). Competencias específicas (que tampoco son los conocimiento técnicos tradicionales, o “saberes muertos” como le llaman, sino que están referidas a un modelo general impuesto desde la Unión Europea llamado “Competencias Tunning”, que se refieren a capacidad análisis y síntesis, de resolver problemas, adaptación, etc.).”
Un claro ejemplo que nos pone Beluche es que para los empresarios, “si el estudiante aprende el fondo, no interesa. Por ejemplo, sobre la estructura de la célula, importa más si el estudiante usó “data-show”, si trabajó en grupo, si tiene una personalidad comunicativa, o si en verdad comprendió la esencia del asunto”. Quizá desde este punto de vista se hable de “saberes muertos”. Al estudiante no le sirve de mucho la parte teórica, lo importante es la práctica, sus dominios o los instrumentos que utiliza. Ahora se comprende que “el título no hace a la persona sino que la persona hace al título”, y si es así, estamos por asistir al desmerecimiento de los títulos, pues las empresas quieren personas dóciles y que se puedan acomodar fácilmente a un sistema laboral con los requisitos que ellos piden.
En fin, el artículo Pedagogía del opresor de Olmedo Beluche da mucha tela por cortar. Podemos iniciar el diálogo y hablar por ejemplo de ¿Estamos educando para las empresas? ¿Las dimensiones del ser, saber, hacer, decidir están relacionados a la formación de mano de obra barata (parafraseando a José Luis Álvarez)? ¿Cuál es el propósito de extender títulos, certificados profesionales? ¿Hacia dónde van dirigidas las competencias del ser humano? ¿La ley 070 habla de competencias? ¿Podemos desligarnos de las competencias humanas que requieren las empresas? ¿Para qué el talento humano? ¿Se ha comprendido bien el pensamiento de Paulo Freire “Pedagogia del oprimido” para la formulación del nuevo diseño curricular del SER?
Bueno les dejo con el artículo de OLMEDO BELUCHE.

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